Sabemos que el hecho de cambiar cualquier cosa en el sistema de audio, desde condensadores, conectores, cables de potencia y de interconexión,etc. tiene un impacto en el sonido de un sistema. Y a veces esas diferencias no son mejoras de una manera obvia o incontestable.
Un equipo de audio es un
sistema y el sonido que produce es producto del sistema en su conjunto. Esto es, a su vez, una función no sólo de los atributos característicos de sus partes, sino de como las partes interactúan entre sí.
Por tanto, el cambio de distribuidor de corriente va a suponer cambios en el sonido, lo cual puede hacer que nos planteemos varias cuestiones.
Primero, la cuantificación de los cambios producidos en los atributos sonoros.
En segundo lugar, ¿es esa diferencia sonora lo que a nosotros nos gustaría experimentar a lo largo del tiempo porque los cambios percibidos son de nuestro agrado y resultan disfrutables?
En tercer lugar, si la respuesta es afirmativa, ¿vale la pena realizar el desembolso que supone la adquisición de un buen distribuidor de corriente?
Mi respuesta es que, parafraseando a George Westinghouse, el valor de algo no tiene que ver con lo que alguien esté dispuesto a pagar por ello, sino con lo que aporta.
Si un ampli cuesta 2.000€ y aporta lo que quiero es barato. Si cuesta 200€ y no aporta lo que quiero es carísimo.
Es obvio que un distribuidor de corriente no va a cambiar el sonido de una manera tan clara y directa como lo haría el cambio de altavoces o componentes electrónicos y, por tanto, puede resultar más difícil el percibir cómo modifican realmente el rendimiento del sistema. El hecho de que lo hagan es claro desde el principio, pero para describirlo y evaluarlo es necesario un buen conocimiento del sistema en el que se utilizan, y también la experiencia adecuada en el arte de escuchar grabaciones en el mismo. Sin ella, será mucho más difícil para nosotros entender lo que está pasando.
Una de las razones por las que las diferencias que se perciban con el añadido de una buena regleta puedan estar minimizadas es la existencia de un cuello de botella aguas arriba, tomando como referencia el lugar en el que se enchufa. Me refiero a una toma de pared o una línea de alimentación deficientes.
A lo largo de los años he aprendido que lo primero que hemos de buscar a la hora de implementar un sistema de audio es obtener la dinámica correcta. Luego podemos preocuparnos por el tono y el microdetalle pero, si no hay dinámica, la reproducción sonora nunca se acercará al estándar de referencia de la música en vivo.
Los acondicionadores de red pueden ser incapaces de suministrar los requerimientos energéticos a un sistema de manera instantánea cuando se requiere. Y eso lo percibiremos en forma de restricciones dinámicas.
Una buena regleta y cables de red apropiados ayudan a los componentes a cobrar vida y el sistema de audio se expresará de una manera menos comprimida o restringida.
Además, tenemos que buscar la disminución del ruido de fondo y la obtención de una tonalidad correcta.
Cuando hablamos de
ruido en el ámbito de la electrónica no nos referimos a lo que se entiende coloquialmente por tal, sino a señales parásitas no deseadas que interfieren con la señal musical. Hemos de tener claro que cuando eliminamos ruido estamos aumentando la cantidad de armónicos contenidos en la grabación, el microdetalle.
Se podría decir que son dos caras de la misma moneda. Así, cuando se eleva el ruido de fondo se pierden detalles de la grabación y viceversa.
¿Y el tono? Es obvio que al disminuir el ruido de fondo y reproducir más información, más armónicos, estamos mejorando también la tonalidad de los instrumentos.
Las regletas estándar que encontramos en las ferreterías suelen ser de plástico y con los enchufes en disposición lineal. Las conexiones internas son mayoritariamente realizadas con tiras metálicas, cada una de las cuales abarca todos los enchufes, o bien con cable atornillado a las conexiones del enchufe adyacente.
Esto dista mucho del ideal de conexión "en estrella", ideal para evitar los bucles de masa.
Las mejores regletas tienen una topología de conexión en estrella y montan unos conectores que sujetan con firmeza las patillas del conector schuko macho.
Los cables de alimentación captan vibraciones, además de generarlas ellos mismos también. Esto tiene que ser prevenido, porque un conductor que vibra en el campo electromagnético genera corrientes parasitarias en él.
Una de las claves para obtener un buen sonido es eliminar tanto micro-arco y micro-vibraciones en las conexiones como sea posible.
Es por eso que la calidad de los sockets en los que se enchufa el schuko macho han de ser de la mejor calidad.
Y un chasis consistente también garantizará la minimización de vibraciones. Y si queremos hilar fino conviene experimentar también con dispositivos de desacoplo en el soporte de la regleta.