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Mensajes - Rocoa

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Cajón de sastre / PSICOACÚSTICA
« en: 11 de Julio de 2019, 06:19:43 pm »
Las ondas sonoras en sí mismas son moléculas de aire que vibran con frecuencias diversas. Su movimiento y sus oscilaciones se pueden medir, pero hace falta un cerebro humano para cartografiarlas.
Cuando escuchamos música percibimos múltiples atributos o dimensiones (tono, afinación, timbre, volumen, tempo, ritmo, contorno, localización espacial, reverberación) que nuestro cerebro ha de procesar.


Las ondas sonoras impactan en el pabellón auricular y en los tímpanos poniendo en marcha una cadena de acontecimientos mecánicos y neuroquímicos cuyo producto final es una imagen mental interna que se configura en función de dichos atributos.
Por tanto, desde este punto de vista el sonido es una "construcción" creada por el cerebro en respuesta a moléculas que vibran.

Los psicólogos de la Gestalt estaban interesados por el problema de las configuraciones, es decir, como se agrupan los elementos para formar conjuntos, entes u objetos que son cualitativamente diferentes de la suma de sus partes, que no pueden entenderse en función de sus partes.
Agrupar es un proceso jerárquico y nuestros cerebros forman grupos perceptuales basándose en un gran número de factores. Algunos factores de agrupación son psicológicos, es decir, tienen una base mental, y dependen, por ejemplo, de a qué procuremos conscientemente prestar atención, de los recuerdos y de las expectativas que tengamos.


Se ha escrito mucho acerca de la universalidad en las preferencias por ciertos patrones musicales y también se ha investigado al respecto. Y los recientes estudios en el ámbito de la neurofisiología han animado el debate científico acerca del posible papel de la música en el origen del lenguaje y la relación de la misma con la evolución de los homínidos. La utilización de argumentos fisiológicos, históricos y sociales se combinan en diferentes teorías que tratan de conjugar convergencias evolutivas culturales con la naturaleza humana dictada por fuerzas que se esconden en lo más profundo de nuestro genoma.


En los últimos tiempos han cobrado relevancia estudios que tratan de demostrar el hecho de que la experiencia con los lenguajes nativos crea plantillas rítmicas que influyen en el procesado de los patrones sonoros.

Nuestras preferencias musicales, como sucede con otros tipos de preferencias, están influidas también por lo que hemos experimentado antes, y por si el resultado de esa experiencia fue positivo o negativo.
Los tipos de sonidos, ritmos y texturas musicales que nos resultan agradables son en general ampliaciones de experiencias positivas previas que hemos tenido con la música a lo largo de la vida. Esto es porque oír una canción que te gusta es muy parecido a disfrutar de cualquier otra experiencia sensorial agradable.
Nos referimos tantas veces al poder evocador de la música, seamos o no conscientes de ello, algo que relata magistralmente Marcel Proust en El camino  de Swann, el primer volumen de En busca del tiempo perdido. La escucha de la sonata Vinteuil pone en marcha un ejercicio de evocación en el personaje de la novela (similar al famoso de la madalena) que activa su memoria para hacer surgir, por asociación, el recuerdo.

Como recomendaba Aaron Copland, "si se quiere entender la música lo más importante es escucharla". El melómano se hace oyendo música, al igual que el gastrónomo, comiendo.

       

La música apela a dos partes de nuestra naturaleza: es esencialmente intelectual y emocional. Y cuando la escuchamos somos conscientes de ambas, pudiendo conmovernos hasta lo más hondo a la vez que apreciamos la estructura formal de una composición.

Como instrumento para despertar sentimientos y emociones la música es el mejor lenguaje y, en cierto modo, la respuesta emocional de un oyente ante una pieza musical está ligada a su estado mental en ese preciso momento.


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Cajón de sastre / MEDIDAS
« en: 11 de Julio de 2019, 06:12:52 pm »
No cabe duda de que existe una correlación entre los parámetros mensurables y lo que escuchamos, sobre todo en los transductores. Podemos intuir el balance tonal, las peculiaridades del grave, el agudo, la rapidez de respuesta a transitorios e incluso consideraciones acerca de la escena sonora.
No obstante aún así me siento incapaz de determinar la presentación sonora real de unos transductores viendo las gráficas, y mucho menos de adivinar las sensaciones que obtengo con la escucha de los mismos, por no hablar de las diferencias en el rendimiento dependiendo del sistema en que se integren pero esa es otra historia.


Son frecuentes las diatribas entre objetivistas/subjetivistas acerca del tema.
Los objetivistas se aferran al término "neutral" y fundamentan sus discursos en las medidas.

En el caso más extremo los objetivistas se adhieren al credo de que los componentes pasivos (cables, resistencias, condensadores, etc.) no tienen efecto en el sonido del aparato en que esos componentes son utilizados. Esto es, dos condensadores del mismo valor funcionarán de forma idéntica en el circuito. Por tanto, ¿por qué no utilizar el más barato?.

Por otro lado los subjetivistas argumentan que el único método válido para evaluar un componente es la escucha del mismo.
Suelen aducir que el oído-sistema es complejo y que, además, no actúa como un micrófono ideal procesando todo de la misma manera.
Reciben críticas por parte de los objetivistas que aducen que las mejoras obtenidas con este u otro componente o tweak son debidas a su subconsciente en el sentido de que se sugestionan tras haber invertido su dinero, aunque no represente mejora sónica.

Creo que, como en todos los ámbitos, no todo es blanco o negro y hay escalas de grises.
Las medidas son muy importantes en algunos casos pero, como dijo Albert Einstein, "no todo lo que se mide cuenta y no todo lo que cuenta se puede medir".

             

Ciertamente no siempre lo que escuchamos se correlaciona con lo que medimos. Resulta paradigmático el tema de los amplificadores diseñados con triodos en configuración single ended (SET) para ilustrarlo.
Si preguntamos a un ingeniero para que nos describa las cualidades de un amplificador ideal nos dirá todo lo que los SET no poseen:

- Baja distorsión y ruido.
- Elevada potencia de salida.
- Elevado factor de amortiguación.
- Baja impedancia de salida.
- Elevada corriente para atacar cargas de baja impedancia.
- Ancho paso de banda.

Entonces, ¿cómo pueden algunos de estos amplificadores, que son la antítesis de lo expuesto, sonar de forma tan mágica?
¿Cómo puede un amplificador con unas cualidades mensurables tan incorrectas sonar tan correcto?
Algunos sugieren que es debido a la distorsión eufónica de los SET que añade peso y cuerpo en el rango medio y, además, "rellena los espacios". Es bien conocido el hecho de que la distorsión del 2º harmónico de los SET es mucho más benigna que la de los amplificadores de estado sólido en clase AB.
Pero la magia de los SET va más allá de esta interpretación simplista. La elevada resolución del detalle de bajo nivel que configura una imagen instrumental tan realista no debiera ser precisamente debido a la distorsión del 2º harmónico.

¿Será porque muchas de las medidas técnicas que se utilizan son una información, en cierto modo estática, que combinada con otras medidas nos lleva a un sistema dinámico altamente complejo y multifactorial?
La música es un arte que se da en el dominio temporal, en el que las relaciones no son estáticas como en la pintura.
Además hemos de tener en cuenta que este complejo sistema interactúa con un sistema mucho más complejo todavía, el cerebro humano.


El filósofo británico Alan Watts, autor de “La sabiduría y la inseguridad”, expresó:
"Si quieres escuchar un río, no cojas un cubo de agua de él y te pongas a mirarlo en la orilla. Un río no es agua y al sacar el agua del río, pierdes la cualidad esencial del río, que es su movimiento, su actividad, su flujo."

Creo que hay muchas condiciones que no son mensurables actualmente, o que no se tienen en cuenta, que pueden afectar a la calidad del sonido y, sobre todo, a como lo percibe cada individuo.


Una manera de juzgar un producto de audio, independientemente de las medidas, es como hace que te olvides con facilidad de que estás escuchando una reproducción electromecánica de la música y te deleites con la música en sí misma.
Y se podría decir que si lo que mides no se corresponde con lo que escuchas quizás estés midiendo algo equivocado.

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Es obvio que cada aficionado a la música busca un particular tipo de presentación sonora en su sistema de audio puesto que, a la hora de escuchar, cada cual lo hace de manera diferente.

Así podíamos establecer tres tipologías de audiófilos:

* Los que buscan el "sonido absoluto". Serían aquellos que prefieren la música tocada por instrumentos acústicos grabados en el espacio real y que buscan que los sistemas que reproduzcan esos instrumentos, independientemente de lo bien o mal que hayan sido grabados, suenen "reales", como es la música en directo.

* Aquellos que buscan la "fidelidad a la cinta master". Quieren escuchar lo que ha sido grabado, suene como la música en vivo o no. Les interesa escuchar la grabación, lo que han hecho los ingenieros y les gusta percibir como unas grabaciones suenan fantásticamente y otras resultan inescuchables.

*Los que quieren escuchar la música "como a ellos les gusta". No les importa el sonido absoluto en un espacio real con instrumentos acústicos ni la fidelidad a la cinta master. Solo quieren disfrutar de la música que les gusta, que suene "bien", agradable y bonita, excitante, magnánima, no fatigante......como a ellos les gusta.

       

Seguro que muchos de nosotros nos hemos visto en una situación parecida a la que detallo a continuación. Imaginemos que tres amigos que llamaremos de manera ficticia Mr. Detalle, Mr. Romance y Mr. Absoluto se citan un fin de semana para hacer una audición en casa de uno de ellos. Es algo muy frecuente y que he practicado con mucha asiduidad aunque, desgraciadamente, cada vez lo hago menos.
Tracemos los perfiles de nuestros anfitriones:

Mr. Detalle.

Selecciona los componentes basándose en el ancho de banda, en su curva de respuesta en frecuencia y en la precisión de los mismos. Digamos que su estilo de escucha se basa en "la fidelidad a la cinta master".
Le gusta que la música suene tan bien o mal como dicta la grabación. Les gusta percibir como ciertas grabaciones suenan mucho mejor que otras, hasta el punto que algunas resultan inescuchables.
Disfruta con sus discos audiófilos y suele utilizar las mismas grabaciones una y otra vez mientras hace el ajuste fino de su sistema para escuchar cada vocal y cada consonante del fraseo de Shirley Horn con sus electrónicas Spectral y altavoces Avalon o Wilson.
Le gusta utilizar las palabras "rapidez" y "precisión" para definir su sistema.

                             

Mr. Romance.

Le gusta la belleza de la música "per se". Busca que la escucha de su sistema le haga sentirse bien y le conecte con "el alma" de la interpretación sin importarle cuan lejos esté de la realidad grabada.
Encontraremos aparatos vintage en su casa. Le apasionan los amplis de tubos y los altavoces Harbeth. Su palabra favorita es PRaT.

                           

Mr. Absoluto.

Persigue el recrear la realidad de la música en vivo, los sentimientos y experiencias que obtiene en la sala de conciertos cuando está en el auditorio.
Quiere que la música reproducida suene de esa manera, independientemente del soporte utilizado.
Ajusta su sistema tratando de emular el sonido que escucha en la sala de conciertos local a la que acude asiduamente. Su búsqueda no se ha centrado en la mejor respuesta para la pregunta "¿qué es la verdad?" sino en buscar la mejor ilusión del "evento real". Opina, como dijo algún filósofo, que "si buscas desesperadamente la verdad puedes tener la desgracia de encontrarte con ella".
En su casa tiene unos paneles Magnepan o Quad y en su discurso aparece con frecuencia el término "escena sonora".

         

Como comentamos los tres amigos quedan para hacer unas audiciones y se desplazan a casa de Mr. Romance. Este decide poner una sinfonía de Brahms y tras escuchar el primer movimiento Mr. Romance dice con orgullo:

- "¿No es fantástico? He tardado años en conseguir que el sistema suene tan agradable"

Mr. Absolute comenta:
- "Esto no es correcto. Conozco bien la grabación y la interpretación es maravillosa pero el sonido es horrible. Nunca la he escuchado sonando tan bonito"

Mr. Detalle inevitablemente frunce el ceño y comenta:
- "¿Cómo puedes hacer una escucha crítica si no percibes todo el detalle que hay en las grabaciones?."

A lo cual Mr. Romance replica:
-"¿Tienes algún problema con eso? ¿Eres un amante de la música o uno de esos amantes de los aparatos a los que le gusta cacharrear?"

Mr. Absolute ha escuchado suficiente y dice:

-"Bajo descontrolado, agudos débiles, falta de dinámica y de microinformación.....por nombrar solo algo. Y porque nos has puesto a Brahms ya que si escuchamos a Bartok......."

Mr. Romance se enoja y señalándolo con el dedo le recrimina:
- "No sois verdaderos amantes de la música. Me parece que a vosotros lo que os gusta es "cacharrear" con los aparatos....."


Por supuesto que esta situación es perfectamente argumentable en multitud de aspectos y podríamos hacer decenas de tipologías diferentes perfectamente válidas, todas ellas también criticables.
Y creo que ninguno de nosotros nos encuadraríamos totalmente en una de ellas.

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Mantenimiento del sistema. Ajuste fino / LIMPIEZA DE CONEXIONES
« en: 01 de Junio de 2019, 06:09:13 pm »
Entre las labores de mantenimiento de nuestro sistema de audio más agradecidas, y también más descuidadas, está la limpieza de conexiones.
Es una tarea que requiere un poco de tiempo y paciencia pero los resultados pueden llegar a ser asombrosos si no se ha hecho nunca, sobre todo cuando utilizamos aparatos que ya han pasado por otras manos.
Personalmente lo hago incluso con los componentes nuevos pues en el proceso de testado, tras la manufactura, los fabricantes utilizan cables que no siempre están limpios. Y me he llevado muchas sorpresas....
No introduzco ningún componente en mi sistema sin que haya pasado antes por el protocolo habitual de limpieza. Si presto un cable, por ejemplo, lo primero que hago cuando me lo devuelven es limpiarlo.

Conviene realizarlo una o dos veces al año. Si vivimos en lugares húmedos y grandes ciudades con mucha polución conviene no descuidarse. Yo no fumo en los sitios en que están los aparatos pero si lo hacéis o convivis con alguien que lo hace ésto se vuelve más necesario.

Existen en el mercado multitud de productos para ello. Yo utilizo el Kontak desde hace muchos años con excelentes resultados y también el Deoxit Gold


http://www.bluehorizonideas.com/products/system-enhancing-accessories/clean-it/

https://www.vandenhul.com/product/the-solution-contact-treatment-and-protection-fluid/

http://www.needledoctor.com/Cardas-TC-2-Contact-Conditioner

También se obtienen buenos resultados con alcohol isopropílico (no es apropiado el alcohol habitual "de farmacia", de 96 grados) y con tricloroetileno aunque este último requiere una manipulación cuidadosa, con buena ventilación y guantes, debido a su toxicidad.

También hay a la venta utensilios para ello pero lo más cómodo y barato es comprar en un estanco limpia pipas o escobillas cónicas (procurando que sean de algodón), además de los bastoncillos de algodón que todos tenemos por casa.


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Para la limpieza de los conectores XLR hembra utilizo los escobillones por su parte más estrecha y, tras humedecerlos en el líquido limpiador, los introduzco en los tres orificios varias veces. Si sale muy sucio conviene repetir la operación con otro escobillón limpio. En algunas ocasiones es tal la centidad de "mugre" que hay que utilizar varios.




En el caso de las conexiones XLR hembra doblo la parte más gruesa del escobillón para aumentar la superficie de contacto.




Aquí podemos ver los escobillones doblados en su extremo, uno de ellos por la parte más gruesa y otro por la más fina.


En el caso de los RCA hembra también doblo el escobillón por su extremo grueso.



Los RCA hembra no presentan ninguna dificultad para su limpieza exterior y puede hacerse tanto con el escobillón como con un bastoncillo. Para la limpieza de su parte interna introduzco varias veces el extremo delgado del escobillón doblado sobre sí mismo lo más apretado posible.



No debemos olvidarnos de las conexiones de red (tampoco de desconectar los cables para hacerlo :D).





Doblo la parte gruesa de los escobillones para introducir en el IEC hembra.



Y no nos olvidemos de los cables USB. Cuando se utilizan en varios aparatos suelen estar bastante sucios.
Resulta curioso el observar los escobillones tras realizar la limpieza en muchos casos.


Todo lo anterior va referido a conectores chapados en metal noble, lo cual evita la corrosión.
En el caso de que no sea así, el óxido puede aparecer en mayor o menor medida. Para evitarlo utilizo el
Caig Deoxit.
Podemos aplicarlo en los sockets de las regletas con un bastoncillo (reitero el tomar la  precaución de que esté desenchufada).

Una aplicación del Deoxit que proporciona muchas satisfacciones es la limpieza de los pines y sockets de las válvulas si no están chapados en metal noble (lo más habitual). Para ello aplicamos el Deoxit y dejamos actuar durante un tiempo.





Transcurridas unas horas removemos el exceso de líquido (y herrumbre en muchos casos) con la ayuda de escobillones limpios o bastoncillos.



Los que quieran maximizar al máximo el contacto en los pines de las válvulas pueden utilizar productos con nanopartículas de plata y oro.

https://shop.mapleshadestore.com/SILCLEAR-Silver-Contact-Enhancer/productinfo/SILCLEAR/

http://www.furutech.com/2013/01/18/1647/

Y también los últimos productos con grafeno.

http://www.madscientist-audio.com/graphene_ce.html

https://www.perfectpathtechnologies.com/product/total-contact-enhancer



Para aquellas conexiones (sobre todo XLR) que no hacen muy buen contacto por haber sido utilizadas intensivamente (no es mi caso ;)) suelo utilizar el Nanoliquid de Furutech, previa limpieza con Kontak. Rellena los espacios mejorando el contacto y evita el "microarco", que induce ruido.



Cuando los sistemas se "apagan", tienden a hacerlo gradualmente, incluso de manera insidiosa. Pero cuando los desmontas y los montas de nuevo suelen recuperar su rendimiento.

Si nunca antes has realizado una limpieza de tu sistema es posible que te lleves una gran sorpresa. Con el sistema nuevamente ensamblado y reajustado el sonido tendrá una inmediatez, frescura, dinámica e impacto de los que probablemente carecía anteriormente.
El resultado final es que tu sistema no solo suena mejor sino que llegas a sentirte mejor contigo mismo, y un cierto grado de autosatisfacción bien ganada nunca hace daño a nadie.

Saludos y felices audiciones.






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DIY. Hágalo usted mismo / CONSTRUCCIÓN DE POWER CORD
« en: 19 de Marzo de 2019, 09:06:56 pm »
La construcción de un cable de red no requiere grandes habilidades ni herramientas muy especializadas y cualquiera puede acometer la tarea para mejorar el rendimiento del sistema de audio.
Hay innumerables opciones en el mercado para mejorar el cable de red que se suministra con los aparatos, tanto confeccionados como para hacérselo uno mismo.
Entre los cables que se venden por metro destacaría marcas como Furutech, Neotech, Acrolink y Oyaide por la calidad del material utilizado.

http://www.furutech.com/products/bulk-cables/
http://www.oyaide.com/ENGLISH/AUDIO/products_category/audio-products.html
http://www.acrolink.jp/english/
http://www.neotechcable.com/product7_2.php

Respecto a los conectores hoy la oferta es muy variada también, y de excelente calidad. No olvidemos que los conectores usados, independientemente del cable que usemos, van a tener un papel determinante en el desempeño del mismo.
Podríamos citar marcas como Wattgate, Neotech, Furutech y Oyaide.

Para acometer la tarea necesitamos un cutter, tijera, destornillador y grimpadora.
He utilizado un cable Furutech FP-3TS20 ALPHA OCC, apantallado con malla de cobre.
Lo primero es retirar un trozo de la cubierta externa con ayuda del cutter.


Y nos encontraremos con la malla de apantallamiento de cobre trenzado. Esta malla se eliminará también en el extremo que vayamos a conectar en IEC pero en el que irá el schuko se conserva. Más adelante veremos el porqué.
Debajo veremos otra cubierta de material sintético negra que también es necesario retirar para acceder a los conductores.


Una vez retirada aparecen los tres conectores (fase, neutro y toma de tierra). Tienen colores diferentes. En el caso del cable que nos ocupa sería el rojo fase, el amarillo neutro y el transparente tierra.



Veamos primero lo que haremos con el extremo del schuko, el conector de pared. Respetamos la dirección pared-aparato guiándonos por la serigrafía de la cubierta del cable.
En este extremo hemos de conservar parte de la malla del cable y conectarla al IEC junto al cable de toma de tierra. Para eso cortamos parte del cobre y dejamos los hilos suficientes para enrollarlos y juntarlos en el extremo pelado del cable de masa o tierra.


Es conveniente envolver el trozo de malla que va a quedar sin grimpar con termoretráctil para evitar que al manipularlo se suelte algún filamento que luego podría provocar un cortocircuito. Y retiraremos el trozo de dieléctrico necesario de los tres conductores para que queden los filamentos de cobre a la vista.


Se puede atornillar el cable a los conectores pelados, tal cual queda, pero lo ideal es utilizar casquillos, terminales, mangas, "sleeves" (o como se les quiera llamar). Esto evita que queden hilos por ahí perdidos, mejora el contacto y supone una garantía a largo plazo al evitar que el cobre pelado se oxide (conexión gas tight).
Hay que disponer de la herramienta adecuada para grimpar.



Yo utilizo casquillos terminales de WBT y Furutech (cobre chapado en oro)


Nos vamos ahora al extremo del IEC. Aquí cortamos también la malla de apantallamiento pues sólo irá unida a tierra en el schuko. De este modo evacuará a tierra la energía almacenada.


Como se puede ver los conductores vienen envueltos en teflón, que puede retirarse completamente o bien dejarlo.


Repetimos la operación de grimpado. Insisto en que aquí la malla ha sido cortada al mismo nivel que la cubierta externa.


El siguiente paso será atornillar el IEC y el schuko, cuidando que el cable rojo (fase) vaya en la posición adecuada (los IEC suelen venir marcados hoy con la letra "L" en el sitio que corresponde; en el schuko da igual pues se puede conectar en las dos posiciones indistintamente). No olvidemos introducir antes en el cable el cuerpo de los conectores.


Aunque no es estrictamente necesario, conviene fijar los cables que quedan sueltos en ambos extremos con la pistola de silicona caliente con el objeto de minimizar las vibraciones parásitas y aumentar la consistencia.



Un error que puede ocurrir, por despiste, es no haber introducido en el cable el cuerpo del conector antes de atornillar los cables. Luego es imposible, a no ser que uno de los lados del cable esté sin él, y habría que desmontar los conectores otra vez para hacerlo.

Y así tendremos montado nuestro cable de red, con el que vamos a obtener un resultado sonoro mucho mejor que con el que traen de serie los aparatos.


El cable que he utilizado está fabricado con cobre OCC (Ohno por colada contínua), el mejor de que se dispone hoy en día para aplicaciones de audio. Además viene con un tratamiento de desmagnetización y criogénico.

Parece se que los cristales generados durante el enfriamiento rápido en el proceso de fundición tradicional del cobre actúan como un impedimento para el flujo de la señal.
El cobre PCOCC es una estructura única, de grano largo, que se genera utilizando un molde calentado que resuelve los problemas surgidos en este sentido en el proceso de enfriamiento rápido. El resultado son pequeñas varillas de cobre puro PCOCC con granos de muchísima longitud.
El profesor Ohno (fallecido recientemente, por cierto) desarrolló este método patentado para que el conductor de cobre se libre del grano en el proceso de extrusión. Fue introducido en 1986 y desde entonces utilizan este cobre muchos fabricantes de cables y conectores.
El proceso de fundición de Ohno utiliza moldes calientes para formar el cobre en forma de cristales de más de cien metros de largo, evitando las "fronteras" entre cristales y las impurezas que enturbian la señal.
Entre los cristales se depositan metales contaminantes y eso no le gusta a los electrones, produciendo una especie de "efecto diodo".
El tamaño de cristal promedio en el cobre OCC es de 125 metros. El del cobre libre de oxígeno es de 0,02 metros.


El cobre TPC (Tough Pitch Copper) es el cobre típicamente encontrado en cables "standard". Es fundido y enfriado "al aire" por lo que posee mucho oxígeno.
El cobre OFC, procesado en ambiente libre de oxígeno, se desarrolló alrededor de 1975 al evidenciar que la calidad del sonido está relacionada con la calidad del cobre utilizado.
También por esa época un nuevo método fue desarrollado por Hitachi para reducir el grano o número de cristales. Este proceso patentado es LC-OFC. Después de que el alambre de cobre es expulsado, el cable se calienta de nuevo y es "recocido", lo cual reduce aún más la formación de grano cristalino.
Bueno, pues teniendo en cuenta que los límites de los cristales actúan como obstáculos, ofreciendo una resistencia no lineal al flujo de corriente eléctrica hoy los fabricantes de cables de calidad utilizan este tipo de cobre y los resultados se perciben con facilidad. Las diferencias entre ellos están en los dieléctricos, geometrías, grado de "pulido" de la superficie de los conductores y otros tratamientos.
Aquí podemos ver unos gráficos que muestran la estructura microscópica del cobre a distintos aumentos.




En relación con esto, siempre me ha gustado esta imagen que Furutech ha utilizado para promocionar sus cables (a los electrones no les gustan los baches).



Saludos y felices audiciones.







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