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Corriente eléctrica. Ondas y Partículas / DISTRIBUIDORES DE CORRIENTE
« en: 17 de Enero de 2022, 08:31:47 pm »
Son muchos los aficionados que, tras cambiar su regleta estándar por una de buena calidad, se percatan de como cambia el timbre, la dinámica, la holografía, la presentación del ataque y la reverberación, el impacto del sonido, la percepción del volumen......... al igual que ocurre con la sustitución de los cables de corriente de serie por unos de calidad contrastada.
Todos los audiófilos entienden el problema básico. La electricidad llega a nuestros hogares desde el exterior, en donde nada o poco podemos hacer. Pero sí podemos hacer cosas dentro de nuestra residencia para lidiar con la corriente que llega al cuadro eléctrico de la vivienda, la verdadera "fuente" que alimenta nuestro sistema de audio. A partir de entonces la alimentación de nuestro equipo de música es un componente descendente, aguas abajo. Y ahí es donde tiene su espacio un buen distribuidor de corriente, fundamental para mantener el flujo de energía sin mermas ni perturbaciones.
Es cierto que nuestro sistema de audio funciona enchufando los cables en cualquier dispositivo apto para ello. Pero también lo es, como reza un viejo axioma audiófilo, el hecho de que independientemente de lo que obtengas al final, podrías haber tenido incluso más si comenzases con más al principio.
Y es por eso que las regletas y cables de red tienen un amplio impacto en el sonido de nuestros equipos de audio. Podíamos considerarlos como las arterias que transportan la sangre del sistema. Y no queremos "placas de ateroma" que produzcan aumentos de impedancia o perturbaciones en el flujo.
A veces nos cuestionamos la idoneidad de utilizar un acondicionador de red o bien, por el contrario, usar un buen distribuidor de corriente. Los audiófilos más inquietos hacemos pruebas y experimentamos, en los inicios de nuestro "camino" por la senda audiófila, lo que después naturalizamos y damos por sentado.
Algunos acondicionadores de energía funcionan filtrando la energía entrante para reducir y eliminar el ruido de la red eléctrica antes de que entre en la cadena de audio. Tal acción puede introducir coloraciones en el sistema.
Por otro lado, cuanto mayor sea la demanda de energía eléctrica en una región determinada, menos limpia y eficaz será el suministro que recibimos y más conveniente será el acondicionamiento.
Un área obvia de mejora en estos casos es el silencio absoluto del que emerge la música. Este es el "fondo negro" tan amado en los círculos de audio.
El problema sonoro con el que todos los acondicionadores de energía tienen que lidiar es cómo reducir el ruido y limpiar la energía sin crear efectos perjudiciales, a veces previsibles, en la reproducción musical. En mi experiencia, el efecto adverso más común entre los riesgos derivados del acondicionamiento de energía es la reducción de la dinámica, que no es en absoluto un costo trivial de pagar.
Los filtros de ruido tradicionales, ya sea de tipo serie o paralelo, no sólo absorben el ruido, sino que también absorben una parte importante de energía eléctrica, eliminando la sensación de libertad y energía del sonido
La deficiencia percibida con más frecuencia entre los usuarios de acondicionadores quizás sea la pérdida de dinámica y explosividad cuando los amplificadores están conectados a ellos, algo especialmente problemático con amplificadores de alta potencia. Como consecuencia, muchos audiófilos solo usan acondicionadores en equipos de baja potencia, las fuentes y el preamplificador.
Un problema relacionado suele ser la pérdida de ritmo y sincronización que se produce al usar ciertos acondicionadores que agregan cuerpo a la presentación musical. Suenan muy bien con música lánguida, pero hacen que la música animada se perciba más lenta de lo que debiera ser.
La tonalidad alterada también es un problema con algunos acondicionadores, que pueden suavizar la llamada "digitalitis" pero, al hacerlo, a menudo afectan las cualidades tonales de una amplia gama de instrumentos, y también de las voces.
La conocida expresión latina primum nil nocere se traduce en castellano por "lo primero es no hacer daño". Se trata de una máxima aplicada en el campo de las ciencias de la salud, frecuentemente atribuida al médico griego Hipócrates.
Es por eso que, debido a lo expuesto anteriormente, muchos aficionados no quieren oír hablar de los acondicionadores y se decantan por un distribuidor de corriente de calidad.
Todos los audiófilos entienden el problema básico. La electricidad llega a nuestros hogares desde el exterior, en donde nada o poco podemos hacer. Pero sí podemos hacer cosas dentro de nuestra residencia para lidiar con la corriente que llega al cuadro eléctrico de la vivienda, la verdadera "fuente" que alimenta nuestro sistema de audio. A partir de entonces la alimentación de nuestro equipo de música es un componente descendente, aguas abajo. Y ahí es donde tiene su espacio un buen distribuidor de corriente, fundamental para mantener el flujo de energía sin mermas ni perturbaciones.
Es cierto que nuestro sistema de audio funciona enchufando los cables en cualquier dispositivo apto para ello. Pero también lo es, como reza un viejo axioma audiófilo, el hecho de que independientemente de lo que obtengas al final, podrías haber tenido incluso más si comenzases con más al principio.
Y es por eso que las regletas y cables de red tienen un amplio impacto en el sonido de nuestros equipos de audio. Podíamos considerarlos como las arterias que transportan la sangre del sistema. Y no queremos "placas de ateroma" que produzcan aumentos de impedancia o perturbaciones en el flujo.
A veces nos cuestionamos la idoneidad de utilizar un acondicionador de red o bien, por el contrario, usar un buen distribuidor de corriente. Los audiófilos más inquietos hacemos pruebas y experimentamos, en los inicios de nuestro "camino" por la senda audiófila, lo que después naturalizamos y damos por sentado.
Algunos acondicionadores de energía funcionan filtrando la energía entrante para reducir y eliminar el ruido de la red eléctrica antes de que entre en la cadena de audio. Tal acción puede introducir coloraciones en el sistema.
Por otro lado, cuanto mayor sea la demanda de energía eléctrica en una región determinada, menos limpia y eficaz será el suministro que recibimos y más conveniente será el acondicionamiento.
Un área obvia de mejora en estos casos es el silencio absoluto del que emerge la música. Este es el "fondo negro" tan amado en los círculos de audio.
El problema sonoro con el que todos los acondicionadores de energía tienen que lidiar es cómo reducir el ruido y limpiar la energía sin crear efectos perjudiciales, a veces previsibles, en la reproducción musical. En mi experiencia, el efecto adverso más común entre los riesgos derivados del acondicionamiento de energía es la reducción de la dinámica, que no es en absoluto un costo trivial de pagar.
Los filtros de ruido tradicionales, ya sea de tipo serie o paralelo, no sólo absorben el ruido, sino que también absorben una parte importante de energía eléctrica, eliminando la sensación de libertad y energía del sonido
La deficiencia percibida con más frecuencia entre los usuarios de acondicionadores quizás sea la pérdida de dinámica y explosividad cuando los amplificadores están conectados a ellos, algo especialmente problemático con amplificadores de alta potencia. Como consecuencia, muchos audiófilos solo usan acondicionadores en equipos de baja potencia, las fuentes y el preamplificador.
Un problema relacionado suele ser la pérdida de ritmo y sincronización que se produce al usar ciertos acondicionadores que agregan cuerpo a la presentación musical. Suenan muy bien con música lánguida, pero hacen que la música animada se perciba más lenta de lo que debiera ser.
La tonalidad alterada también es un problema con algunos acondicionadores, que pueden suavizar la llamada "digitalitis" pero, al hacerlo, a menudo afectan las cualidades tonales de una amplia gama de instrumentos, y también de las voces.
La conocida expresión latina primum nil nocere se traduce en castellano por "lo primero es no hacer daño". Se trata de una máxima aplicada en el campo de las ciencias de la salud, frecuentemente atribuida al médico griego Hipócrates.
Es por eso que, debido a lo expuesto anteriormente, muchos aficionados no quieren oír hablar de los acondicionadores y se decantan por un distribuidor de corriente de calidad.